Me descubrí

0
3

Me di cuenta de que, en algún punto del camino, confundí el amor con la necesidad. Una mujer de alto valor no entrega sus principios a cambio de compañía, ni pone en riesgo su esencia por miedo a la soledad. Y, sin embargo, yo me descubrí negociando mis valores, moldeándome para encajar en un lugar que no me pertenecía. Lo quise, sí, pero lo quise desde la carencia, desde esa urgencia de sentirme acompañada.

Hoy comprendo que amar desde la necesidad es negarse a una misma. El verdadero amor surge cuando me sé suficiente, cuando me reconozco completa sin depender de nadie. Solo entonces puedo dar y recibir sin cadenas, porque ya no busco llenar un vacío, sino compartir una abundancia.

Aprendí que acompañarme a mí misma es el primer acto de amor propio, y que quien llegue a mi vida deberá aceptar mis condiciones, no porque yo sea inflexible, sino porque mis valores no son moneda de cambio: son el reflejo de mi dignidad.

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí