Hoy me pesa el alma. Me pesa la soledad, la tristeza, la sensación de que todo lo que hago no es suficiente. He trabajado sin descanso, he puesto mi corazón en cada proyecto, en cada esfuerzo por salir adelante, pero nada parece moverse. Nada parece dar fruto.
He dado lo mejor de mí en mi trabajo, en mi casa, con mi familia, con mis amigos. Siempre estoy ahí cuando me necesitan, siempre lista para ayudar, para escuchar, para sostener. Pero hoy, cuando miro a mi alrededor, siento que no hay nadie para mí. Siento que no soy importante, que mi existencia no hace una diferencia para nadie.
Es un pensamiento cruel, lo sé. Pero es lo que siento.
Hoy me abruma la incertidumbre. No sé cómo resolver lo que me preocupa, no veo salidas, no veo opciones. Solo veo un camino nublado, lleno de dudas y vacío de respuestas.
Pero, a pesar de todo, sigo aquí. Tal vez mañana duela menos. Tal vez mañana encuentre una pequeña señal, un pequeño rayo de luz que me recuerde que sigo de pie, que aún hay razones para seguir intentando.
Hoy es un día difícil, sí. Pero quizás, solo quizás, mañana sea un poco mejor.
